Según la Ley Minera (Ley N° 1919, Código de Minería, Art.  4) los vapores endógenos son considerados como un mineral de primera categoría. En este contexto, tenían los beneficios de dicha en la etapa de exploración, pero luego, en la fase de explotación, aparecía una “zona gris” ya que el producto final es energía eléctrica o térmica y no un producto minero, perdiendo los beneficios de la ley minera.

En septiembre del 2015, fue aprobada la Ley N°27.191 de Energías Renovables. La energía geotérmica es limpia, renovable y de base, por lo tanto, está contemplada dentro de la esta Ley que permitió a su vez, eliminar la “zona gris” y obtener beneficios en la fase de explotación de los vapores endógenos.

Las características de la energía geotérmica la hacen muy idónea para el suministro de energía eléctrica a los emprendimientos mineros, ya que, a diferencia de otras, es energía de base, constante y la única que puede sustituir las fuentes de energía fósiles (diésel).

Desde la CGA consideramos que teniendo en cuenta que una empresa minera posee una estructura consolidada respecto a la exploración de yacimientos mineros y que la exploración geotérmica es bastante similar (sólo con variaciones en la interpretación y evaluación de los resultados de los estudios), es notable una disminución en los costos de inversión para la exploración respecto a los estándares internacionales. 

El objetivo de lo ya mencionado se logra mediante el desarrollo y la puesta en marcha de Polos Energéticos geotérmicos. 

Para demostrar la factibilidad del autoabastecimiento eléctrico, presentamos mapas de algunas  provincias mineras argentinas que evidencian las ventajas de la cercanía de las manifestaciones termales respecto a los yacimientos mineros, lo que resulta económicamente viable y sustentable para los mismos.